¿Eres hombre de palabra?
¿Eres hombre de palabra? ¿Cumples aquello a lo que te comprometes?
«Comprometerse» es fácil. Sólo hay que abrir la boca y las palabras salen solas. Y además son sinceras y de buena fe:
«Tranquilo, te mandaré un amigo que te lo arregla». O «conozco a alguien en Recursos Humanos le pasaré tu curriculum»
Pero luego…la vida, las ocupaciones, la pereza… se entrometen y vamos posponiendo aquel compromiso, restándole importancia para no sentirnos mal y perdiendo la confianza de esa persona a la que le prometimos nuestra ayuda.
¿Y qué hay de lo que te prometes a ti mismo?
¿Acabas lo que te propones? Aquella dieta, ese blog que ibas a poner en marcha, correr….o ¿te cansas fácilmente?
¿Serías capaz de valorar tu palabra? .¿Te darías un 1 o un 10? ¿Sería igual cuando te comprometes con terceros a cuando lo haces contigo mismo?
Algunas personas cumplen aquello a lo que se compremeten y no se comprometen a más de lo que pueden. Son personas que generan confianza. A las que podemos acudir.
¿Y cuando no la cumplimos con nosotros mismos? Entonces lastimamos nuestra autoconfianza.
Te da pudor contar a tu círculo tu nuevo plan porque te conoces, y no confías en tí. Sabes que buscaras mil excusas o te autosabotearás para no hacer aquello que en principio te motiva tanto. Quizás, al principio te dolerá en tu amor propio, te sentirás decepcionado y te enfadarás un poco contigo mismo pero con el tiempo serás más permisivo y conformista hasta acostumbrarte. ¿Cual es la consecuencia? Que cualquier acción que emprendas ya la empezarás sin ninguna confianza en el resultado y ante cualquier objetivo te preguntarás.. ¿Lo haré?
¿Te suena familiar?
Entonces ponte las pilas, cumple aquello a lo que te comprometes, no dejes las cosas a medias, o no te comprometas, no crees falsas expectativas ni a ti ni a terceros. Sé realista.
Cuando sientas que flaqueas recupera la motivación recordando el objetivo que querías conseguir.
Pregúntate ¿Para qué me comprometí a hacer eso? ¿cómo me sentiré cuando lo logre?
Y recuerda, al escoger tus objetivos, ten en cuenta tus habilidades y proponte retos desafiantes pero no imposibles, que te automotiven. Ni tan fáciles que te aburran ni tan difíciles que te provoquen ansiedad. Divídelos en submetas más pequeñas y alcanzables y ve premiándote conforme las logres.
Ya lo sabes, ¡aspira a un 10 !