Reconstruyendo a Diógenes
Cada semana le doy un like a una nueva filosofía clásica y procuro aplicar lo mejor de ella. Nunca se acaba de aprender de los clásicos. ¡Por algo eran sabios!
Si últimamente he estado más bien estoica, ahora me he apuntado al cinismo.
Los cínicos enseñaron que la verdadera felicidad no depende de cosas externas como el lujo, el poder, incluso la salud.
La verdadera felicidad no consiste en depender de estas cosas tan fortuitas y vulnerables y, precisamente porque no depende de ellas, puede ser lograda por todo el mundo.
El más famoso de los cínicos fue Diógenes. Que no acumulaba nada como algunos creen, al contrario. Vivía con lo imprescindible. El síndrome al que pone nombre es debido al aislamiento social y descuido personal.
Os cuento un poco de él.
Se dice que habitaba en un tonel y no poseía más que una capa, un bastón y una bolsa de pan. Una vez en que estaba tomando el sol delante de su tonel, le visitó Alejandro Magno, que se colocó delante del sabio y le preguntó si necesitaba alguna cosa, pues él se la daba. Diógenes contestó: «Sí que te apartes un poco y no me tapes el sol«.
De esta manera mostró que era más rico y más feliz que el gran general, pues tenía todo lo que deseaba.
¿¿UN POQUITO DE CINISMO??