Rapport

20160531_150841Hay un concepto que se utiliza en Coaching que se llama Rapport. El Rapport significa la «sintonía» que se establece entre dos personas, puede ser psicológica, emocional. No sólo en una sesión de coaching, obviamente en cualquier situación de comunicación entre dos personas es bueno generar este clima de confianza, de complicidad.

¿Puede forzarse o surge?

Yo diría que surge de forma espontánea en varios niveles. ¿Os habéis fijado que según con quién habláis vuestro lenguaje cambia y se adapta al interlocutor?. Tendemos a usar los latiguillos de la otra persona, incluso a imitar sus gestos, o cambiar el tono de la voz. Se crea un lenguaje común que sólo usas con esa persona.

Sin embargo este Rapport se puede provocar para facilitar la comunicación. Simplemente imitando sutilmente  el lenguaje verbal y corporal de la persona que tenemos enfrente. Para ello observaremos con calma, puede ser una persona que necesite espacio, o bien cercanía, que se mueva mucho cuando habla o sea sosegada. Según esto actuaremos.

¿Quién puede hacer rapport?

Un emprendedor vendiendo sus servicios, un comercial, un terapeuta, un profesor, un orador ante su público, incluso es muy útil en una entrevista de trabajo.

Siempre recomiendo a mis alumnos que en sus entrevistas sean los más auténticos posibles. Que una entrevista es una selección bilateral, la empresa te evalúa pero también tú a ellos. Pero dentro de la autenticidad un poco de rapport con el entrevistador no está de más. Encontrar una persona parecida a tí siempre genera simpatía así que adapta tu energía y tus formas a las de tu entrevistador.

Y está claro que dentro del Rapport un elemento importante además de tu actitud, tu voz, tu tono, tus gestos es LA VESTIMENTA.

Igual que con lo demás, en cualquier ocasión debes sentirte cómodo y sentirte tú, pues esto es lo que te dará la seguridad que necesitas. Pero también es interesante adecuarse al auditorio al que te diriges.

Escoge con cuidado lo que quieres transmitir porque la primera impresión hablará de tí: seguridad, desenfado, iniciativa.

Enfócalo como algo divertido, en el que manteniendo tu esencia puedas «disfrazarte» para la ocasión y adquirir otro rol. Juega con tu versatilidad y elige con cuidado los colores, y el atuendo. Sin olvidar la máxima «menos es más«, si dudas mejor apuesta por algo neutral.

Hay  profesiones que nos dan más margen de actuación y podemos ser un poco más extravagantes a la hora de vestir, incluso esta imagen diferente puede ayudar a «vendernos«. Pero hay sectores más «conservadores», que todos conocemos, en los que hay que atenerse a las reglas. Yo recomiendo que si eres un poco rebelde y  te cuesta ponerte un traje o vestir de forma tradicional,  juegues con alguna prenda secreta que nadie vea pero que a tí te mantenga conectado contigo: una corbata, unos calcetines divertidos…. lo dejo a vuestra imaginación.

Y como un traje puede ser desde «una herramienta» hasta un «handicap» según con quién tratemos, os dejo el post de un amigo  que con su experiencia seguro nos iluminará un poco más en esto del vestir  para cada cliente.

http://juanmadeleon.blogspot.com.es/2010/10/vestimenta.html

«Oigo luego escucho»

escucha

 

«Oigo luego escucho«…., no, lamentablemente no son sinónimos.

Este artículo ha sido  culpa de  un amigo que  tomando un café me hizo la gran pregunta:

 » Y tú, ¿cómo estás? »

Me pillo tan de sopetón  que no sabía qué contestar. No era la pregunta en sí, sino más bien el silencio que acompaño a la pregunta. Miré alrededor a ver si de verdad era a mí.

Esta pregunta suele ser retórica y va acompaña de un discurso de » pues yo blablabla». Así que nuestro cerebro ni se molesta en procesarla en busca de respuesta. Pura fórmula de cortesía en nuestra sociedad. Una mera introducción al monólogo posterior.

Pero vi que me lo estaba preguntando en serio, su cara mostraba  interés genuino y yo  no sabía qué decir. No se iba a conformar con un bien convencional. Si tu semana ha sido fenomenal es fácil, la respuesta vuela a tus labios sola pero ¿y si algo no ha ido como esperabas? No es cuestión de matar a tu interlocutor con todas tus aflicciones y dolencias varias, que a veces, tenemos tendencia a la «quejitis».

Lo más normal es que esboces una tímida sonrisa y digas «bien». Hay algunos que han elaborado una fórmula magistral «bien sin entrar en detalles».

Esta, a priori, sencilla pregunta, implica que esa persona se va a tomar su tiempo en escucharte, ESCUCHARTE , eso que tanto necesitamos todos. Que tiene interés por tu bienestar, y que no era un pretexto para contarte «lo suyo».

No me tachéis de feminista pero en un hombre esto aún es más insólito, os volvéis un poco batallitas con la edad…….

No conforme con eso, mi partner de conversación, me preguntó por un proyecto que sabía que no había cuajado y se interesó por cómo me lo había tomado … ¡guauu!  me había escuchado el día que se lo conté e imaginaba mi desilusión,   eso sí es EMPATÍA.

¿Por qué este fenómeno casi sobrenatural hoy en día de SENTIRNOS ESCUCHADOS nos produce estupor, desconfianza según a quienes, cuando debería ser lo natural?. Algunos verán la ocasión para sacar la artillería y explayarse a gusto. Yo creo que el tiempo de todos es oro y tampoco es cuestión de abusar. Pero por favor ¡qué bien sienta que te escuchen! que te escuchen de verdad.

No esperes a que te toque el turno de hablar, escucha de veras  y serás diferente.

Charles Chaplin

 

Una buena conversación es casi un arte y necesita un espacio y un tiempo para contestar. Una clave es controlar nuestra impaciencia y no sentirnos incómodos ante LOS SILENCIOS. Sí, esos que nos hacen sentir tan raros a todos y buscar frenéticamente algo que decir, y si puede ser inteligente e ingenioso mejor. Sin embargo, éstos sólo indican que el interlocutor está reflexionando, que hemos tocado un tema profundo y  que se está tomando su tiempo para contestar, no debemos apresurarle. La conversación se habrá vuelto reflexiva y habremos conectdo.

Una buena escucha  es más curativa que empezar a dar consejos a diestro siniestro, o desde luego vomitar toda nuestra semana. Muchas veces la otra persona sólo necesita desahogarse, no una solución mágica. Supone un ejercicio por nuestra parte de no andar buscando «el consejo rápido» aunque sea para ayudarle.  Y la prudencia debe ser tu mejor aliado si eres de los que gustas de contar todas tus penurias, o todos tus logros.

¡Recuerda!, dos orejas una boca. Habla la mitad de lo que escuchas.

Si no quieres convertirte en un monologista profesional  cuando termines de estar con alguien pregúntate:

¿He aprendido algo de esta persona?¿ la conozco un poco más que al principio? ¿le he hecho preguntas? ¿la conversación ha estado repartida?

Algunas pistas para desarrollar una buena escucha activa:

  • Mantén el contacto visual
  • Pon toda tu  atención, no mires el móvil ni el reloj.
  • Haz preguntas, demuestra interés, ofrece realimentación, parafrasea
  • Atiende al lenguaje corporal para saber qué siente esa persona. Desarrolla tu empatía y tu intuición. Aprende a descifrar las señales.
  • Da tiempo, respeta los silencios.
  • Cuida tu tono.

Y esto se aplica por igual a las relaciones entre personas que a las profesionales :¿ Un comercial no debe escuchar con interés a su cliente para detectar sus necesidades? no hablemos ya de profesionales de la salud mental o coaches ….

  Y TÚ, ¿OYES O ESCUCHAS?.

«Las palancas de la vida» y alguna más.

auténticoHoy comparto un artículo de José María Gasalla que me ha gustado mucho. Se titula «Las Palancas para la vida». Y ¿qué son estas palancas? nuestros VALORES. No unos cualesquiera, sino valores sabiamente escogidos que te pueden acercar a la felicidad y a la plenitud. Estos valores se transforman en la «ACTITUD » con la que afrontamos la vida. No podemos elegir nuestra personalidad o temperamento, si somos tranquilos o inquietos, introvertidos o extrovertidos. Pero hay factores psicológicos que sí podemos modificar: Nuestras expectativas, creencias, pensamientos, actitudes…

Aplaudo cada uno de los valores que recoge el artículo y los hago míos: Pasión, coraje…. Añadiría, como aportación personal,  la » Independencia mental o la Curiosidad «. En el sentido de cuestionar la información que recibimos, de mantener la mente abierta y el espíritu crítico a punto, de no dar por sentado nada, de no ovejunarse por convencionalismos ni formalidades. Y también la Autenticidad.

 

Auténtico: que es realmente lo que parece o se dice que es. 

Este es una «palanca» personal que he incorporado con el paso de los años y que valoro cada vez más. Quizás porque cada vez me da más pereza fingir que soy lo que no soy, o que estoy como no estoy. O, tal vez, porque una, con el transcurso del tiempo, gana en seguridad y se va aceptando con sus luces y sus sombras alejándose del  «postureo». Porque en un mundo tan complejo, simplificar es un lujo. Como consecuencia, me resisto a relacionarme con personas  cuya intenciones no tengo claras o que despliegan habilidosas estrategias para conseguir sus fines, sean laborales o personales, pues me obligan a jugar a las adivinanzas. No dejo de admirarlas, por el trabajo que me parece que supone, pero se aleja de mis valores y exige mucha energía. Leí recientemente en un artículo de Pilar Jericó «que fingir cansa». Venía a colación de un estudio científico alemán sobre profesionales obligados a sonreír frecuentemente. Se comprobó que sufrían más enfermedades físicas y psicológicas. Lo secundo, la máscara cansa.

Sin embargo rubrico a Gasalla y le alabo el gusto. Somos compañeros de valores.

«No busques personas con tus mismos gustos, busca personas con tus mismos valores»

PALANCAS PARA LA VIDA

Del Blog de José María Gasalla.

1.- Disciplina. “La distancia entre los sueños y la realidad se llama disciplina”. La disciplina acaba por vencer al conocimiento. Te hace ser persistente, perseverante y te exige un orden y una actitud enfocada hacia resultados haciéndote fuerte para soportar las dificultades y los obstáculos del camino.

2.- Pasión. “Una pasión es lo que marca el camino que da sentido a mi vida”. Colócala en todo lo que hagas. La pasión surge de tu amor, de tu capacidad de amar. Eres tú quien señala en cada momento en donde la focalizas. No se trata de “trabajar en lo que se ama” sino más bien de “amar en lo que se trabaja”. Lo que se hace por obligación, pesa mucho. Cuando lo que guía es la ilusión, esta me hace ir ligero, sin amarras.

3.- Coraje.“El coraje no excluye al miedo. Precisamente se trata de seguir adelante a pesar de tus miedos”. El valor está para usarlo no para colocarlo en una estantería y esperar a que acontezca algo. El valor se trata de usarlo a diario. En cada decisión que tomamos, en cada situación adversa que aparece.

4.- Sé positivo. “Cada vez que descubrimos y gozamos de algo positivo sentimos latir con más fuerza nuestro corazón”. Sí, lo positivo existe. Está en cada realidad por muy negra que se nos presente en ocasiones. Depende de la apertura y práctica de tu mente para descubrirlo. Todo lo bueno que vamos construyendo acaba construyéndonos a nosotros. Y así vamos viviendo. A través de renovaciones continuas.

5.- Vive confiando y siendo feliz. “Se trata de cada vez ir siendo más consciente del significado de lo que vamos haciendo en la vida y sentir que cada uno va aportando el valor que le corresponde. Disfruta del camino acordándote de “ir siendo feliz”. No le des tanto peso e importancia a las circunstancias. Ellas te pueden hacer sentir feliz o desgraciado en un momento determinado, pero el que dirige toda tu vida tienes que ser tú… Acuérdate de Víctor Frankl cuando decía: ” Me podrán quitar todas las libertades menos una, la actitud con la que me presente ante cualquier cosa que me puede suceder o que me puedan hacer….”

 

 

http://gref.org/blog/palancas-para-la-vida/

¿Es el «honor» un valor obsoleto?

 

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¿Está obsoleto el honor en nuestra sociedad? ¿Es un valor «desvaloralizado»?

Durante las sesiones de «Coaching por valores»  el coachee se plantea qué valores guían su vida, si está alineado con ellos y, si procede, qué acciones puede emprender para  vivirlos plenamente. A veces introducir un pequeño cambio conlleva  grandes mejoras. Parece un ejercicio sencillo, pero el grado de profundización es alto conforme avanza la sesión. ¿Qué es más importante para tí?  ¿el optimismo? ¿la alegría? ¿la autoestima?. Elegir y atribuir un significado personal a cada valor cada vez se hace más complejo y acompaña un profunda reflexión.
En el tiempo que llevo haciendo estas sesiones he constatado varios datos  curiosos. Por ejemplo, para las mujeres es importante  » la ternura», y a los hombres les sigue preocupando «el liderazgo» o la «influencia» que ejercen sobre los demás. Los más pequeños y adolescentes siempre tienen presente «la amistad» y «la lealtad», también les preocupa «respetar el medio ambiente», a los mayores, «sí pero no tanto». La «independencia» es un valor que nos importa a todos por igual. Así como la «responsabilidad» y «la empatía» despiertan sensaciones ambiguas. «Quiero pero no excesiva«, suelen decir. Pero  hay un valor que todo el mundo descarta rápidamente con una media sonrisa, que, no sé descifrar si es de  nostalgia , me refiero a «El honor«. «Esto es muy antiguo«, alegan todos. Y los más pequeños, «¿qué es el honor?».

¿HA PASADO DE MODA EL HONOR?

Quizás soy yo la pasada de moda, así que busco apoyo en  la definición de la RAE:

 Cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo.

No lo hubiera podido expresar mejor. El honor huele a películas antiguas de espadachines, sabe a sacrificio, a anteponer tu propia vida antes que abandonar a tus hombres en combate, a no traicionar a los tuyos. El honor es un tema recurrente en el cine y lo aprendimos viendo Braveheart,  Gladiator, El Último Samurai, Uno de los nuestros… Tenían honor  los indios, el hombre blanco (un poco menos), los samurais,  los caballeros, los soldados. Había códigos claros que si uno traicionaba, era una traición sobre todo a sí mismo.

                            Todos aman la vida, pero el hombre valiente y honrado aprecia más el honor

                                                                                                     William shakespeare

El honor suena a compromiso responsabilidad confianza, a promesa cumplida contigo y con los demás.  Suena a dignidadlealtada deber hecho. No a un deber impuesto y exigente. Sino a un deber que te enorgullece, a un saber innato y profundo de haber hecho lo justo.

Conforme al honor, podemos decir que no siempre «el fin justifica los medios», alcanzar el éxito sin importarnos pisar al de al lado es poco honorable. El cómo sí importa. Cumplir la palabra dada sí cuenta. Antes un apretón de manos era un trato. Ahora ni siquiera con una corte de abogados está garantizado que cada uno cumpla su parte. Nos liberamos fácilmente de nuestras promesas.

Quizás yo sea una idealista, o puede que antiguamente, cuando escaseaban los bienes materiales y la vida valía poco, este fuera un bien preciado que nadie te podía quitar.

Me quedo con unas palabras que casualmente mientras escribía este artículo escuché anoche en una película:

                                                                    «El honor es algo con lo que todo hombre nace.
                                                           No te lo pueden arrebatar, ni te pueden obsequiar con él.
                                                                          Sólo debes preocuparte de no perderlo.»

 

 

 

Perfeccionista o esforzado saludable. ¿Qué eres?

 

perfeccionista

¿QES EL PERFECCIONISMO?. Implica un pensamiento de todo o nada. Los errores no son aceptables nunca ya que se tiene que alcanzar los estándares de rendimiento más alto, estas personas son más vulnerables a problemas de salud (mental y física).

Si hay una constante en mis sesiones de Coaching, sobre todo, entre mujeres o chicas jóvenes, es la creencia de que deben ser perfectas, de que no pueden permitirse el mínimo error o el mundo se desmoronará bajo sus pies. Perfecta madre, perfecta estudiante, perfecta hija…..

Es difícil tratar esta creencia que, a veces, arrastramos desde niñas, bien porque nos la han impuesto desde fuera, o bien porque nosotras mismas la hemos cargado en la mochila.

Como ya comenté en otro artículo, con los hijos varones  las expectativas suelen ser diferentes.  Comprendemos y nos hace cierta gracia que «ellos» sean más alocados, inmaduros etc. Las chicas se presupone que somos más «responsables».  Y así, llegamos a adultas con esta autoexigencia que en raras ocasiones conduce a la felicidad, sino al contrario, a la ansiedad. Incluso proyectamos este anhelo de perfección en los demás: amigos, compañeros de trabajo, parejas o hijos. Nada ni nadie es suficientemente bueno. Es mejor hacer nosotras mismas absolutamente todo, así nos aseguramos de que quede perfecto.

Con los estudiantes ocurre igual. Hay que distinguir entre un esforzado saludable, y un estudiante perfeccionista, esos niños que cuando no sacan todo sobresalientes se sienten mal. Está bien aspirar al máximo siempre que no conseguirlo no nos genere frustración.  A las personas perfeccionistas, también les cuesta trabajar en equipo, puesto que al no tener el control del proceso y de los resultados se sienten angustiados, intentan mantener sus expectativas creando a veces mal ambiente en el grupo.

                                    LO MEJOR ES ENEMIGO DE LO BUENO Voltaire

Recuerdo una sesión con una chica brillante. Para ella cometer un fallo era impensable. Trabajamos ese tema, y  en las últimas sesiones, aprovechando que tenía que escribir un cuento para un trabajo,  lo hizo  sobre las consecuencias de cometer errores. Fue revelador pues su «subconsciente «, ya tenía todas las respuestas. Al plasmarlas desde un lugar donde ella se relajaba, la escritura, surgieron de forma natural y las trajo a su consciencia.  Os dejo el enlace del cuento al final, para ver qué enseñanza sacáis. ¿ Quizás lo que hoy es un error mañana se puede convertir en un gran acierto?

De todos es conocido que en EEUU, en las entrevistas de trabajo, te preguntan cuántas veces te has caído, y cuántas has intentado hacer algo. No importa si tu proyecto no prosperó, esto les da la medida de tu resiliencia y de tu capacidad de sobreponerte.

La última sesión con alguien muy autoexigente me hizo trabajar duro. Estaba en bucle, se daba cuenta de cuánto se exigía a ella y a su familia y era consciente del estrés que generaba a todos, pero no se sentía capaz de aflojar sus expectativas. TENÍA QUE llegar a todo. Acababa haciendo los deberes de sus hijas para que les dieran un diez ( ¿a quién?), el trabajo de sus compañeros…

¿Te es familiar? ¿Has sentido alguna vez lo mismo?

Después de probar, jugar, retar, me vino la idea.

Te propongo «Un perfecto día imperfecto». Por un día deja que las cosas salgan mal.

-¿Mal? -me dijo temerosa- ¿el qué?.

-Eso no te lo voy a decir yo, lo que tú quieras, traspapela los papeles en el trabajo, llega tarde a una cita, quema la comida, aparca mal… todo lo que quieras.

Jajaja,- rió- eso es absolutamente imposible.

A los dos días me escribió. Intentó atrasar el despertador  y  llegar tarde al trabajo, pero se despertó antes que nunca . Desalentada, salió convencida de que no podía conseguir un «Perfecto día imperfecto», pero como por arte de magia ese día, todo le salió mal. Se dió un pequeño golpe con el coche, lo que la llevó a ir a por sus hijas tarde al cole, con el lío, se olvidó de comprar cena «saludable», colgó de forma brusca el teléfono a una amiga un poco impertinente ….. y  después de un sinfín de minidesgracias…..pidió pizza para cenar, cosa absolutamente inusual.

Este día desastroso la hizo tremendamente feliz, pues se dio cuenta de que el mundo seguía funcionando a pesar de sus errores. No era tan grave, incluso hubo algo positivo: se sorprendió de que mucha gente la había ayudado a solucionar los problemas que se le iban presentando, pues mostrarnos humanos e imperfectos genera empatía en los demás. Dicen que los buenos comunicadores meten algún pequeño error en sus charlas para resultar más cercanos y ganarse nuestra confianza.

El soltar el control de todo, cambiar nuestro rol controlador y dejarnos ayudar un poco por los demás, ser flexibles con nosotros, con los demás y las circunstancias que nos van surgiendo ( ya lo decía Darwin: adaptarse o morir)   y, sobretodo,  comer alguna vez pizza para cenar conduce indudablemente a la felicidad.

LA VIDA ES LO QUE TE PASA MIENTRAS ESTÁS OCUPADO HACIENDO OTROS PLANES John Lennon

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