¿MOTIVAR A LOS ALUMNOS ES UTOPÍA?
En absoluto, no lo es.
¿Y POR QUÉ?
Porque todos nacemos motivados. Desde pequeños sentimos la necesidad descubrir el mundo que nos rodea, comprenderlo, manejarlo. Así que la motivación, como la curiosidad, ya está en nosotros.
¿ENTONCES?
Paciencia, empecemos por el principio…
¿QUÉ ES MOTIVAR?
La motivación puede ser extrínseca es decir que viene dada desde fuera, cuando se hace algo para conseguir otra cosa: «estudio para aprobar» o intrínseca: «estudio para aprender.» Esta es la motivación interna.
Combinadas ninguna es mala. Como padres o profesores podemos motivar extrínsecamente a los alumnos para que estudien o tengan una determinada conducta.
¿CÓMO?
Con premios. Pueden ser elogios (sin pasarnos y siempre mejor al comportamiento en concreto) o algo que deseen mucho. Para los más pequeños una carita sonriente en la mano ya es motivo de orgullo.
Sin embargo no debemos abusar de esta motivación. Cuando los alumnos perciben que se está utilizando un premio externo para “controlarles” y conseguir que hagan determinada acción lo rechazan . Sin embargo si el premio les da también una información sobre su competencia es positivo.
Dicho esto, los estudios apuestan por la motivación intrínseca .
PERO SI YA LA TENEMOS ¿QUÉ ES LO QUE PASA?
La motivación intrínseca va aumentando con la edad, el niño crece y cada vez quiere saber más, lamentablemente se ha demostrado que los niños la van perdiendo en secundaria y conforme avanzan cursos.
ENTONCES ¿ESTAMOS MATANDO SU CURIOSIDAD NATURAL?
Los estudios demuestran que sí. ¿Razones? El sistema educativo: notas, deberes… ¿Qué fomentan? la competitividad, la comparación , el resultado final.
En infantil los niños se concentran en los procesos de aprendizaje y en la tarea, sin importar el resultado. Pero cada vez el resultado tiene más peso.
Hay un cambio paulatino desde una orientación al proceso/tarea hacia una orientación al resultado/rendimiento.
Así que dejan de divertirse aprendiendo, y pasan a aprender para aprobar.
Colateralmente este énfasis en “el resultado” lo extrapolan a otras áreas de su vida: el deporte etc, llegando con este esquema a la edad adulta: Resultados/Ganar/Éxito/Competitividad
¿Dónde ha quedado la diversión, el esfuerzo…?
Cuando esto ocurre, el estudiante ya no se divierte con lo que hace, y, si además, no se logra el resultado (buenas notas etc), entran en juego otros factores , frustración, perdida de confianza, de autoestima, percepción de “yo no valgo”, fracaso escolar.
¿QUÉ SERÍA LO IDEAL?
Mantener un sistema de evaluación continua que protegiera esta motivación intrínseca, que alentara la motivación por competencia (centrada en el aprendizaje, en las estrategias de estudio, en el esfuerzo) . Alumnos que fueran guiados por profesores que tuvieran unas altas expectativas sobre ellos, que les ayudaran a conocerse, a descubrir sus talentos y potenciarlos, a autorregular sus emociones y agitaran su espíritu crítico, poniéndoles tareas retadoras y desafiantes conforme a sus capacidades, que les enseñaran a pensar por sí mismos, a perseverar. Que desterraran la palabra “fracaso” y la sustituyeran por “sigue intentándolo que tú puedes”.
Estos niños se convertirían en adultos comptetente, con buena autoestima y “autoeficaces”. Y ¿cómo es una persona autoeficaz?. Una persona que confía en su capacidad para obtener resultados positivos de aquello que emprenda en su vida. ¿Y si no sale? Siempre habrá habido un buen aprendizaje.
¿Y YO CÓMO PUEDO MOTIVAR A MI CLASE?
No puedes cambiar todo el sistema, pero puedes cambiar tu clase, seas educador, formador, de niños, adultos, grados medios… cualquier puede aportar su granito de arena mientras esté influyendo de alguna manera en la formación de personas jóvenes.
Según mi experiencia: transmitiéndoles tu entusiasmo, enseñándoles con pasión, siendo nosotros mismos el mejor ejemplo de automotivación, acercando la asignatura a la vida real con ejemplos cercanos y prácticos, interesándote por los alumnos a todos los niveles, conociéndoles, reconociendo con humildad lo que no sabes y aprendiéndolo con ellos, estando presente, con mucho sentido del humor, siendo creativo y dándole una vuelta a la asignatura para hacerla entretenida, retándoles mucho, pregúntadoles qué quieren saber, atreviéndote a sacarlos de su zona de confort, no juzgándoles.
¿IMPOSIBLE?
No, es un buen desafío.
¿ACEPTAS EL RETO?
Un secreto: las expectativas de los profesores juegan un papel fundamental en los alumnos pero las madres tenemos un superpoder. Las expectitavas altas de las madres amortiguan las bajas de los profesores. ¡Estamos de enhorabuena! ( al revés también funciona)
Sir Ken Robinson «Las escuelas matan la creatividad»