Akademia: noticias

La Akademia es un increíble proyecto de Educación Emocional gratuita para jóvenes en el que muchas personas desinteresadas y muchos jóvenes comprometidos están implicados. En Zaragoza tenemos la suerte de haberle dado vida entre un gran equipo y muchas colaboraciones generosas.

Aquí os dejo los enlaces a las entrevistas de diversos medios que se han interesado por nosotros como Heraldo Joven u Hoy Aragón y una foto de nuestros valientes de este año.

http://www.heraldo.es/noticias/suplementos/heraldo-joven/2017/10/03/educacion-emocional-zaragoza-1199747-2261031.html

 

 

educación emocional

Educación emocional para jóvenes

 

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Educación emocional gratuita

La Akademia

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Cambia tu actitud y cambiará el resultado

 

tren emociones

 

Os dejo este artículo de Javier Sobrino sobre la actitud que tomamos ante determinadas situaciones y que solemos repetir y de qué sencilla manera podemos tomar consciencia y cambiar nuestro patrón. ¡Se lo podéis enseñar a los más pequeños! A practicar.

 

 

 

EL TREN DE LAS EMOCIONES

Motivar a los alumnos……¿Utopía?

motivación

¿MOTIVAR A LOS ALUMNOS ES UTOPÍA?

En absoluto, no lo es.

¿Y POR QUÉ?

Porque todos nacemos motivados. Desde pequeños sentimos la necesidad descubrir el mundo que nos rodea, comprenderlo, manejarlo. Así que la motivación, como la curiosidad, ya está en nosotros.

¿ENTONCES?

Paciencia, empecemos por el principio…

¿QUÉ ES MOTIVAR?

La motivación puede ser extrínseca es decir que viene dada desde fuera, cuando se hace algo para conseguir  otra cosa: «estudio para aprobar»  o intrínseca: «estudio para aprender.» Esta es la motivación interna.

Combinadas ninguna es mala. Como padres o profesores podemos motivar extrínsecamente a los alumnos para que estudien o tengan una determinada conducta.

¿CÓMO?

Con premios. Pueden ser elogios (sin pasarnos y siempre mejor al comportamiento en concreto) o algo que deseen mucho. Para los más pequeños una carita sonriente en la mano ya es motivo de orgullo.

Sin embargo no debemos abusar de esta motivación. Cuando los alumnos perciben que se está utilizando un premio externo para “controlarles” y conseguir  que hagan determinada acción  lo rechazan . Sin embargo si el premio les da también una información sobre su competencia es positivo.

Dicho esto, los estudios apuestan por la motivación intrínseca .

PERO SI YA LA TENEMOS ¿QUÉ ES LO QUE PASA?

La motivación intrínseca va aumentando con la edad, el niño crece y cada vez  quiere saber más,  lamentablemente se ha demostrado que  los niños la van perdiendo en secundaria y conforme avanzan cursos.

ENTONCES ¿ESTAMOS MATANDO SU CURIOSIDAD NATURAL?

Los estudios demuestran que sí.  ¿Razones? El sistema educativo: notas,  deberes… ¿Qué fomentan? la competitividad, la comparación , el resultado final.

En infantil los niños se concentran en los procesos de aprendizaje y en la tarea, sin importar el resultado. Pero cada vez el resultado tiene más peso.

Hay un cambio paulatino desde una orientación al proceso/tarea hacia una orientación al resultado/rendimiento.

Así que dejan de divertirse aprendiendo, y pasan a aprender para aprobar.

Colateralmente este énfasis en “el resultado”  lo  extrapolan a otras áreas de su vida: el deporte etc, llegando con este esquema a la edad adulta: Resultados/Ganar/Éxito/Competitividad

¿Dónde ha quedado la diversión,  el esfuerzo…?

Cuando esto ocurre, el estudiante ya no se divierte con lo que hace, y,  si además, no se logra el resultado (buenas notas etc), entran en juego otros factores , frustración, perdida de confianza, de autoestima, percepción de “yo no valgo”, fracaso escolar.

¿QUÉ SERÍA LO IDEAL?

Mantener un sistema de evaluación continua que  protegiera esta motivación intrínseca, que alentara  la motivación por competencia (centrada en el aprendizaje, en las estrategias de estudio, en el esfuerzo) . Alumnos que fueran guiados por profesores que tuvieran unas altas expectativas sobre ellos, que les ayudaran a conocerse, a descubrir sus talentos y potenciarlos, a autorregular sus emociones y agitaran su espíritu crítico, poniéndoles tareas retadoras y desafiantes conforme a sus capacidades, que les enseñaran a pensar por sí mismos, a perseverar.  Que desterraran la palabra “fracaso” y la sustituyeran por “sigue intentándolo que tú puedes”.

Estos niños se convertirían en adultos comptetente, con buena autoestima y “autoeficaces”. Y ¿cómo es una persona autoeficaz?. Una persona que confía en su capacidad para obtener resultados positivos de aquello que emprenda en su vida. ¿Y si no sale? Siempre habrá habido un buen aprendizaje.

¿Y YO CÓMO PUEDO MOTIVAR A MI CLASE?

No puedes cambiar todo el sistema, pero puedes cambiar tu clase, seas educador, formador, de niños, adultos, grados medios… cualquier puede aportar su granito de arena mientras esté influyendo de alguna manera en la formación de personas jóvenes.

Según mi experiencia: transmitiéndoles tu entusiasmo, enseñándoles con  pasión, siendo nosotros mismos el mejor ejemplo de automotivación, acercando la asignatura a la vida real con ejemplos cercanos y prácticos, interesándote por los alumnos a todos los niveles, conociéndoles, reconociendo con humildad lo que no sabes y aprendiéndolo con ellos, estando presente, con mucho sentido del humor, siendo creativo y dándole una vuelta a la asignatura para hacerla entretenida, retándoles mucho, pregúntadoles qué quieren saber, atreviéndote a sacarlos de su zona de confort, no juzgándoles.

¿IMPOSIBLE?

No, es un buen desafío.

                                                                ¿ACEPTAS EL RETO?

 

Un secreto: las expectativas de los profesores juegan un papel fundamental  en los alumnos pero las madres tenemos un superpoder. Las expectitavas altas de las madres amortiguan las bajas de los profesores. ¡Estamos de enhorabuena! ( al revés también funciona)

Sir Ken Robinson «Las escuelas matan la creatividad»

 

Vulnerabilidad

Cada cierto tiempo aparece una palabra en nuestro panorama que se hace imprescindible en todos los campos Recursos Humanos, Educación, etc.  Hoy recupero una que sonó con fuerza este pasado año: VULNERABILIDAD.

La vulnerabilidad está de moda. El líder indestructible ya no se lleva, ahora  las empresas buscan líderes vulnerables. Un jefe que no es capaz de mostrar sus debilidades no empatiza con sus empleados. La humanidad se valora y además genera confianza.  Conforme a «El triángulo ganador» de Acey Choy, el líder actual debe ser: asertivo, empático, vulnerable.

Los Motivational speakers también lo saben, por eso en sus charlas nos muestran sus «fracasos». Qué mejor manera de generar empatía que sentir que quién nos habla tiene nuestros mismos problemas, es una persona normal como nosotros y también se ha caído varias veces hasta llegar hasta ahí. Y qué mayor motivación:  si él ha podido, nosotros también.

Mostrar los miedos, las emociones, las inseguridades que todos tenemos nos hace iguales.  Las personas pluscuamperfectas generan desconfianza y nos ponen a la defensiva. He encontrado muchos artículos sobre este tema. Aplaudo sin duda la apuesta, a mí las corazas y los personajes me van poco. Pero seamos realistas ¿realmente todo el mundo se puede permitir quitarse la coraza en cualquier trabajo? ¿podemos mostrarnos inseguros cuando estamos vendiéndonos o vendiendo nuestro producto? ¿deben un médico, un policía, un psicólogo, o el profesor de mi hijo ser vulnerables o preferimos que se muestren seguros?. Sin duda hay  profesionales que deben ser sensibles a las situaciones o necesidades de los otros pero tanto como vulnerables me atrevería a decir que no. Por otro lado  estas personas también necesitan su reducto para mostrarse tal cual son.

Siempre defenderé que uno debe ser auténtico, y que es agotador llevar una máscara todo el tiempo, pero mostrarse vulnerable a diestro y siniestro tampoco. Apostaría por ser selectivamente vulnerable, esto es seleccionar a aquellas personas con las que podemos mostrarnos absolutamente auténticos.

Viajemos un momento en el tiempo. Justo cuando nuestras abuelas eran jóvenes. Ellas  no tenían tiempo para cursos de autoestima,  ni de atención plena ni de crecimiento personal. Eran mujeres fuertes, con vidas duras,  que hacían , deshacían, cuidaban y tiraban de todos….Estaban atentas por la cuenta que les traía, y tenían poco tiempo para pensar en sí mismas, sin embargo su sabiduría ya les indicaba que necesitaban un rincón donde desahogarse, y donde poder mostrarse vulnerables.  Y este lugar sanador y terapéutico era EL LAVADERO. Sí, el lavadero. No las subestimemos. Eran muy listas. En ese coto privado ellas, compartían penas, alegrías, consejos, cotilleos y algún chiste verde. Era su lugar seguro.

El ser humano siempre ha buscado refugio entre sus iguales , somos un animal social y necesitamos sentirnos queridos y aceptados.

Volvamos a la actualidad, tanta tecnología nos está dejando huérfanos de grupos naturales de terapia. Sin embargo todos seguimos atesorando nuestros lugares seguros donde poder mostrar nuestro lado más vulnerable. Personas ante las que te puedas quitar la máscara, no disimular tu tristeza, o tu ira. Saber que no serás juzgado y que eres aceptado como eres.

Pues lo más difícil no es mostrar lo menos amable de cada uno ante desconocidos sino ante conocidos sabiendo que te expones a defraudarles, y a no cumplir sus expectativas.

Y cuando comprendes que a ese núcleo nunca le vas a defraudar sientes que puedes ser tú, con tus luces y tus sombras. Estas son las personas que vale la pena cuidar.

¿QUÉ CONLLEVA LA VULNERABILIDAD?

De todas las lecturas que he hecho sobre la vulnerabilidad sin duda me quedo con la TED de Brené Brown que es maravillosa y va mucho más allá hilando ésta con otros aspectos ya en este blog comentados como la autenticidad, la compasión, el no tener el control de los acontecimientos. Todo esto es ser vulnerable.

EL CORAJE DE SER IMPERFECTOS

Dar pasos inciertos,  tomar la iniciativa y asumir riesgos,  estar expuestos, física o emocionalmente.

Para Brené Brown intentar anestesiar todo esto, «mirar hacia otro lado», es anestesiar las partes positivas también. No podemos seleccionar las emociones, no podemos sentir la alegría sin haber sentido la tristeza, la única opción es vivirlas todas plenamente.

 

 

https://www.ted.com/talks/brene_brown_on_vulnerability?language=es

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Eres tortuga o árbol? Dos cuentos

Dicen que los cuentos llegan a nuestro subconsciente y desde allí nos ayudan a crecer, a aprender, sanar, o tomar conciencia de algún aspecto. También es cierto que todos los cuentos no llegan a todo el mundo por igual. Hoy comparto con vosotros dos cuentos que me resultaron interesantes. Podemos utilizarlos tanto con nuestros niños e invitarles luego a que reflexionen sobre el comportamiento de sus protagonistas, como con nosotros mismos.

El cuento narra la historia de una tortuga que vive en una isla del Pacífico. La tortuga convive con más animales, pero ella sólo está centrada en comer higos chumbos que crecen en la isla, y no le interesa nada ni nadie. Para la tortuga mientras hay higos “todovabien”. Un día, aparecen en la isla jabalíes que van comiéndose a los animalitos. Todos le piden ayuda a la tortuga pero ella permanece indiferente, “todovabien” es feliz mientras sus higos chumbos estén allí y esos problemas no van con ella, entona continuamente su cántico “todo va bien  mientras haya algo para comer”. Finalmente todos los animales desaparecen y  Todovabién sigue feliz y ajena a la tragedia ocurrida, hasta que una mañana  aparece un naufrago en la isla y no habiendo ningún otro animal …………. ¡¡¡hace sopa de tortuga!!!!!

 

 

En esta ocasión tenemos un niño y un árbol que se hacen amigos. El árbol sólo quiere ver feliz al niño e intenta proporcionarle todo lo que está a su alcance. Al principio complacer al niño es fácil sólo quiere divertirse y el árbol le hace un columpio con sus ramas o simplemente le acoge cuando el niño trepa. Conforme pasan los años el niño va a ver menos al árbol, y cada vez es más difícil hacerle feliz pues ha crecido y demanda más cosas. Un día quiere dinero, columpiarse ya no le divierte, otro un barco…..El árbol le regala sus frutos, sus ramas. Sin pedir nada a cambio ni recibir un gracias. Hasta que un día el niño, que ya es un anciano, quiere una casa, y el árbol le da lo único que le queda, su tronco.

 

 

Todos conocemos a algún todovabien, personas egoístas que van a lo suyo, o  que prefieren no implicarse cuando a su alredor hay problemas. Huyen de situaciones complicadas  que requieren  compromiso o implicación . Piensan que «a ellos no les va a tocar». Según los psicólogos, el afrontamiento por evitación, como regla general es desadaptativo.

¿Vamos por la vida sólo preocupados por nuestros «higos» o nos detemos a mirar alrededor y preocuparnos de los demás?

 

Es curioso que los niños lo tengan más claro. Una niña me comentaba durante una sesión:

«A veces me meto en medio de mis amigas cuando riñen y acaban tomándola conmigo , es algo que debería cambiar. Al rato me dijo muy convencida:  no, no lo quiero cambiar , porque sé que cuando intervengo ellas hacen las paces y me gusta ver a mis amigas bien, aunque a veces me traiga problemas. La amistad es muy importante para mí.»

Me hace recordar cuando en el cole nos plantamos porque habían expulsado injustamente a un compañero. Ninguno nos paramos a sopesar las consecuencias individuales de nuestra pequeña revuelta. Quizás con el paso de los años, pesa más nuestra seguridad, y responsabilidades que nuestro sentido de la justicia o nuestraa solidaridad espontánea. No sólo a nivel privado o ciudadano, también en el entorno laboral.

«Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a por los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a por mí,
no había nadie más que pudiera protestar.»

                                                                                                                 Poema Martin Niemöller

El segundo cuento es El  Arbol Generoso. Parece ser  lo contrario a la Tortuga. Aquí se habla de «generosidad» .En el lado positivo  la generosidad per se, sin buscar contrapartida es sin duda un valor, pero:

  ¿ Y si esa generosidad esconde la necesidad de que nos acepten? ¿Y si como el árbol damos todo siempre por los demás sólo para que nos quieran?.

Según la  Pirámide de Maslow el  sentido de pertenencia es una necesidad para el ser humano. Sentirse querido es importante pero ¡atención! no a costa de uno mismo. No a cambio de las ramas y el tronco.

Podríamos, con respecto a la Tortuga,  relacionarla con el Síndrome de PeterPan : hombres con falta de madurez y empatía para con los demás, ajenos a compromisos, responsabilidades y a todo aquello que les pueda hacer sentir mal. Y al árbol con el Síndrome de Wendy, mujeres con absoluta necesidad de satisfacer  a los demás: parejas, hijos, por miedo al rechazo. Es esa pulsión por sentirse imprescindible, sacrificarse, sentirse necesitada.  Por debajo de todo esto y como en la mayoría de los casos, se esconden sus miedos e inseguridades y la única receta posible pasa por una mejor autoestima.

¿Tortuga o árbol?. Como dijo Aristóteles….LA VIRTUD ESTA EN EL TERMINO MEDIO.

 

El paradigma de la educación

Perfeccionista o esforzado saludable. ¿Qué eres?

 

perfeccionista

¿QES EL PERFECCIONISMO?. Implica un pensamiento de todo o nada. Los errores no son aceptables nunca ya que se tiene que alcanzar los estándares de rendimiento más alto, estas personas son más vulnerables a problemas de salud (mental y física).

Si hay una constante en mis sesiones de Coaching, sobre todo, entre mujeres o chicas jóvenes, es la creencia de que deben ser perfectas, de que no pueden permitirse el mínimo error o el mundo se desmoronará bajo sus pies. Perfecta madre, perfecta estudiante, perfecta hija…..

Es difícil tratar esta creencia que, a veces, arrastramos desde niñas, bien porque nos la han impuesto desde fuera, o bien porque nosotras mismas la hemos cargado en la mochila.

Como ya comenté en otro artículo, con los hijos varones  las expectativas suelen ser diferentes.  Comprendemos y nos hace cierta gracia que «ellos» sean más alocados, inmaduros etc. Las chicas se presupone que somos más «responsables».  Y así, llegamos a adultas con esta autoexigencia que en raras ocasiones conduce a la felicidad, sino al contrario, a la ansiedad. Incluso proyectamos este anhelo de perfección en los demás: amigos, compañeros de trabajo, parejas o hijos. Nada ni nadie es suficientemente bueno. Es mejor hacer nosotras mismas absolutamente todo, así nos aseguramos de que quede perfecto.

Con los estudiantes ocurre igual. Hay que distinguir entre un esforzado saludable, y un estudiante perfeccionista, esos niños que cuando no sacan todo sobresalientes se sienten mal. Está bien aspirar al máximo siempre que no conseguirlo no nos genere frustración.  A las personas perfeccionistas, también les cuesta trabajar en equipo, puesto que al no tener el control del proceso y de los resultados se sienten angustiados, intentan mantener sus expectativas creando a veces mal ambiente en el grupo.

                                    LO MEJOR ES ENEMIGO DE LO BUENO Voltaire

Recuerdo una sesión con una chica brillante. Para ella cometer un fallo era impensable. Trabajamos ese tema, y  en las últimas sesiones, aprovechando que tenía que escribir un cuento para un trabajo,  lo hizo  sobre las consecuencias de cometer errores. Fue revelador pues su «subconsciente «, ya tenía todas las respuestas. Al plasmarlas desde un lugar donde ella se relajaba, la escritura, surgieron de forma natural y las trajo a su consciencia.  Os dejo el enlace del cuento al final, para ver qué enseñanza sacáis. ¿ Quizás lo que hoy es un error mañana se puede convertir en un gran acierto?

De todos es conocido que en EEUU, en las entrevistas de trabajo, te preguntan cuántas veces te has caído, y cuántas has intentado hacer algo. No importa si tu proyecto no prosperó, esto les da la medida de tu resiliencia y de tu capacidad de sobreponerte.

La última sesión con alguien muy autoexigente me hizo trabajar duro. Estaba en bucle, se daba cuenta de cuánto se exigía a ella y a su familia y era consciente del estrés que generaba a todos, pero no se sentía capaz de aflojar sus expectativas. TENÍA QUE llegar a todo. Acababa haciendo los deberes de sus hijas para que les dieran un diez ( ¿a quién?), el trabajo de sus compañeros…

¿Te es familiar? ¿Has sentido alguna vez lo mismo?

Después de probar, jugar, retar, me vino la idea.

Te propongo «Un perfecto día imperfecto». Por un día deja que las cosas salgan mal.

-¿Mal? -me dijo temerosa- ¿el qué?.

-Eso no te lo voy a decir yo, lo que tú quieras, traspapela los papeles en el trabajo, llega tarde a una cita, quema la comida, aparca mal… todo lo que quieras.

Jajaja,- rió- eso es absolutamente imposible.

A los dos días me escribió. Intentó atrasar el despertador  y  llegar tarde al trabajo, pero se despertó antes que nunca . Desalentada, salió convencida de que no podía conseguir un «Perfecto día imperfecto», pero como por arte de magia ese día, todo le salió mal. Se dió un pequeño golpe con el coche, lo que la llevó a ir a por sus hijas tarde al cole, con el lío, se olvidó de comprar cena «saludable», colgó de forma brusca el teléfono a una amiga un poco impertinente ….. y  después de un sinfín de minidesgracias…..pidió pizza para cenar, cosa absolutamente inusual.

Este día desastroso la hizo tremendamente feliz, pues se dio cuenta de que el mundo seguía funcionando a pesar de sus errores. No era tan grave, incluso hubo algo positivo: se sorprendió de que mucha gente la había ayudado a solucionar los problemas que se le iban presentando, pues mostrarnos humanos e imperfectos genera empatía en los demás. Dicen que los buenos comunicadores meten algún pequeño error en sus charlas para resultar más cercanos y ganarse nuestra confianza.

El soltar el control de todo, cambiar nuestro rol controlador y dejarnos ayudar un poco por los demás, ser flexibles con nosotros, con los demás y las circunstancias que nos van surgiendo ( ya lo decía Darwin: adaptarse o morir)   y, sobretodo,  comer alguna vez pizza para cenar conduce indudablemente a la felicidad.

LA VIDA ES LO QUE TE PASA MIENTRAS ESTÁS OCUPADO HACIENDO OTROS PLANES John Lennon

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