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«Las palancas de la vida» y alguna más.

auténticoHoy comparto un artículo de José María Gasalla que me ha gustado mucho. Se titula «Las Palancas para la vida». Y ¿qué son estas palancas? nuestros VALORES. No unos cualesquiera, sino valores sabiamente escogidos que te pueden acercar a la felicidad y a la plenitud. Estos valores se transforman en la «ACTITUD » con la que afrontamos la vida. No podemos elegir nuestra personalidad o temperamento, si somos tranquilos o inquietos, introvertidos o extrovertidos. Pero hay factores psicológicos que sí podemos modificar: Nuestras expectativas, creencias, pensamientos, actitudes…

Aplaudo cada uno de los valores que recoge el artículo y los hago míos: Pasión, coraje…. Añadiría, como aportación personal,  la » Independencia mental o la Curiosidad «. En el sentido de cuestionar la información que recibimos, de mantener la mente abierta y el espíritu crítico a punto, de no dar por sentado nada, de no ovejunarse por convencionalismos ni formalidades. Y también la Autenticidad.

 

Auténtico: que es realmente lo que parece o se dice que es. 

Este es una «palanca» personal que he incorporado con el paso de los años y que valoro cada vez más. Quizás porque cada vez me da más pereza fingir que soy lo que no soy, o que estoy como no estoy. O, tal vez, porque una, con el transcurso del tiempo, gana en seguridad y se va aceptando con sus luces y sus sombras alejándose del  «postureo». Porque en un mundo tan complejo, simplificar es un lujo. Como consecuencia, me resisto a relacionarme con personas  cuya intenciones no tengo claras o que despliegan habilidosas estrategias para conseguir sus fines, sean laborales o personales, pues me obligan a jugar a las adivinanzas. No dejo de admirarlas, por el trabajo que me parece que supone, pero se aleja de mis valores y exige mucha energía. Leí recientemente en un artículo de Pilar Jericó «que fingir cansa». Venía a colación de un estudio científico alemán sobre profesionales obligados a sonreír frecuentemente. Se comprobó que sufrían más enfermedades físicas y psicológicas. Lo secundo, la máscara cansa.

Sin embargo rubrico a Gasalla y le alabo el gusto. Somos compañeros de valores.

«No busques personas con tus mismos gustos, busca personas con tus mismos valores»

PALANCAS PARA LA VIDA

Del Blog de José María Gasalla.

1.- Disciplina. “La distancia entre los sueños y la realidad se llama disciplina”. La disciplina acaba por vencer al conocimiento. Te hace ser persistente, perseverante y te exige un orden y una actitud enfocada hacia resultados haciéndote fuerte para soportar las dificultades y los obstáculos del camino.

2.- Pasión. “Una pasión es lo que marca el camino que da sentido a mi vida”. Colócala en todo lo que hagas. La pasión surge de tu amor, de tu capacidad de amar. Eres tú quien señala en cada momento en donde la focalizas. No se trata de “trabajar en lo que se ama” sino más bien de “amar en lo que se trabaja”. Lo que se hace por obligación, pesa mucho. Cuando lo que guía es la ilusión, esta me hace ir ligero, sin amarras.

3.- Coraje.“El coraje no excluye al miedo. Precisamente se trata de seguir adelante a pesar de tus miedos”. El valor está para usarlo no para colocarlo en una estantería y esperar a que acontezca algo. El valor se trata de usarlo a diario. En cada decisión que tomamos, en cada situación adversa que aparece.

4.- Sé positivo. “Cada vez que descubrimos y gozamos de algo positivo sentimos latir con más fuerza nuestro corazón”. Sí, lo positivo existe. Está en cada realidad por muy negra que se nos presente en ocasiones. Depende de la apertura y práctica de tu mente para descubrirlo. Todo lo bueno que vamos construyendo acaba construyéndonos a nosotros. Y así vamos viviendo. A través de renovaciones continuas.

5.- Vive confiando y siendo feliz. “Se trata de cada vez ir siendo más consciente del significado de lo que vamos haciendo en la vida y sentir que cada uno va aportando el valor que le corresponde. Disfruta del camino acordándote de “ir siendo feliz”. No le des tanto peso e importancia a las circunstancias. Ellas te pueden hacer sentir feliz o desgraciado en un momento determinado, pero el que dirige toda tu vida tienes que ser tú… Acuérdate de Víctor Frankl cuando decía: ” Me podrán quitar todas las libertades menos una, la actitud con la que me presente ante cualquier cosa que me puede suceder o que me puedan hacer….”

 

 

http://gref.org/blog/palancas-para-la-vida/

¿Es el «honor» un valor obsoleto?

 

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¿Está obsoleto el honor en nuestra sociedad? ¿Es un valor «desvaloralizado»?

Durante las sesiones de «Coaching por valores»  el coachee se plantea qué valores guían su vida, si está alineado con ellos y, si procede, qué acciones puede emprender para  vivirlos plenamente. A veces introducir un pequeño cambio conlleva  grandes mejoras. Parece un ejercicio sencillo, pero el grado de profundización es alto conforme avanza la sesión. ¿Qué es más importante para tí?  ¿el optimismo? ¿la alegría? ¿la autoestima?. Elegir y atribuir un significado personal a cada valor cada vez se hace más complejo y acompaña un profunda reflexión.
En el tiempo que llevo haciendo estas sesiones he constatado varios datos  curiosos. Por ejemplo, para las mujeres es importante  » la ternura», y a los hombres les sigue preocupando «el liderazgo» o la «influencia» que ejercen sobre los demás. Los más pequeños y adolescentes siempre tienen presente «la amistad» y «la lealtad», también les preocupa «respetar el medio ambiente», a los mayores, «sí pero no tanto». La «independencia» es un valor que nos importa a todos por igual. Así como la «responsabilidad» y «la empatía» despiertan sensaciones ambiguas. «Quiero pero no excesiva«, suelen decir. Pero  hay un valor que todo el mundo descarta rápidamente con una media sonrisa, que, no sé descifrar si es de  nostalgia , me refiero a «El honor«. «Esto es muy antiguo«, alegan todos. Y los más pequeños, «¿qué es el honor?».

¿HA PASADO DE MODA EL HONOR?

Quizás soy yo la pasada de moda, así que busco apoyo en  la definición de la RAE:

 Cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo.

No lo hubiera podido expresar mejor. El honor huele a películas antiguas de espadachines, sabe a sacrificio, a anteponer tu propia vida antes que abandonar a tus hombres en combate, a no traicionar a los tuyos. El honor es un tema recurrente en el cine y lo aprendimos viendo Braveheart,  Gladiator, El Último Samurai, Uno de los nuestros… Tenían honor  los indios, el hombre blanco (un poco menos), los samurais,  los caballeros, los soldados. Había códigos claros que si uno traicionaba, era una traición sobre todo a sí mismo.

                            Todos aman la vida, pero el hombre valiente y honrado aprecia más el honor

                                                                                                     William shakespeare

El honor suena a compromiso responsabilidad confianza, a promesa cumplida contigo y con los demás.  Suena a dignidadlealtada deber hecho. No a un deber impuesto y exigente. Sino a un deber que te enorgullece, a un saber innato y profundo de haber hecho lo justo.

Conforme al honor, podemos decir que no siempre «el fin justifica los medios», alcanzar el éxito sin importarnos pisar al de al lado es poco honorable. El cómo sí importa. Cumplir la palabra dada sí cuenta. Antes un apretón de manos era un trato. Ahora ni siquiera con una corte de abogados está garantizado que cada uno cumpla su parte. Nos liberamos fácilmente de nuestras promesas.

Quizás yo sea una idealista, o puede que antiguamente, cuando escaseaban los bienes materiales y la vida valía poco, este fuera un bien preciado que nadie te podía quitar.

Me quedo con unas palabras que casualmente mientras escribía este artículo escuché anoche en una película:

                                                                    «El honor es algo con lo que todo hombre nace.
                                                           No te lo pueden arrebatar, ni te pueden obsequiar con él.
                                                                          Sólo debes preocuparte de no perderlo.»